lunes, 21 de enero de 2019

Robo SAN SEBASTIÁN - 2019

Nuevo inicio de año, nuevo 20 de enero y nueva cita a las puertas de la Santa María y San Pedro. 


Los que siguen el blog se habrán dado cuenta que está un poco falto de atención, y es que otros proyectos y menesteres personales han ido solicitando mi tiempo por lo que no he podido dedicarme a él como se gustaría. Pero si hablamos del Robo de San Sebastián, es bien merecedor de un esfuerzo extra y dejar constancia de esta lucha entre iguales que deja a todos como hermanos. 

He de decir que en los últimos años se ha congregado una generosa multitud para disfrutar de esta increíble tradición, pero este año, el 2019, mi impresión es que los asistentes estuvieron un poquito más juntos y apretaditos, si cabe, por lo deduzco que la afluencia ha sido mayor. 
  
Basta decir que si bien ha sido un Robo no demasiado largo ni mucho menos ha sido corto, con sus 22 minutos de duración. Hubo disputa y lucha, no tanta "sangre" como en años inmediatamente anteriores (aunque esto impresión subjetiva), pero con la misma determinación para levantar la Cruz, ese tesoro que eleva al cielo al ladrón y todos sus hermanos. 

El robo estuvo auspiciado por una meteorología amenazante que sin embargo descargó bastante lluvia en las horas previas, aunque brindó una tregua que fue bienvenida por todos los presentes. Bastante penitencia impuso el frío como para además mortificar el acto con la lluvia, aunque al calor de la muchedumbre todo fue mucho más llevadero. 

El grupo de ladrones fue y volvió, andó y anduvo por toda la plaza, se empotró contra muros y fachadas e hizo los deleites de los asistentes con mucha actividad. Sólo gracias a la contención activa de algunos evitó la fuga por la C/ Rambla hasta los Caños, como ocurrió el año pasado.

Este año evité seguir a grupo y cogí posiciones a cierta distancia y altura para hacer las fotos. Me limitó en cuanto a tener fotografías de la mismísima acción de la lucha, pero me dio más perspectiva en la visión y también más tranquilidad para con el equipo fotográfico. 

Finalmente, Moisés Barragán, consiguió arrebatar de las fauces de decenas de fieras manos la Cruz y emergerla a lo más alto, donde ya nadie podría desposeerlo del honor de ser el deseado Ladrón. 

¡VIVA SAN SEBASTIÁN!