jueves, 19 de marzo de 2015

No te duermas

O

        Aún recuerdo cuando no levantaba escaso metro y medio del suelo, tarde de lluvia, viento siseante y mi madre salía a realizar sus menesteres. Yo, ya mayor, hecho todo un hombrecito de 7 u 8 años permanecía en guardia y custodia de la casa, todo un ejercicio de responsabilidad a la vez que valerosa osadía, y no era la primera vez, pero ésta sí sería distinta...
Debío ser el fuerte viento, pero de repente la luz, ni se creó, ni se destruyó ni se transformó, simplemente, se fue. A ciegas y tras superar el primer golpe de desconcierto, en valerosa calma anduve a trompicones entre la cama y la silla del escritorio hacia el interruptor de la luz, inerte en estado,fue entonces cuando con cierta inquietud me dispuse a correr hacia el cuadro de luces, ya habituado a la oscuridad me fue más fácil esquivar la mesa del comedor y el tresillo de la sala de estar, nada, el cuadro general ahogó en negro cualquier atisbo de esperanza. De la calma pasé directo al pánico al primer golpe de pisadas en el piso superior, lo valeroso del momento fue resistir hacérmelo encima, pero me rehice del estado pétreo y acudí raudo al cajón de las emergencias, hilos, agujas, ¡un linterna! sin pilas, papeles, bolígrafos con la tinta seca, ¿una gorra de promoción? y a tientas, palpando, siento lo que parece ser: cerillas y... velas.

Exif: Lumix gh3, M. Zuiko 14-25, 32mm, f:3.8, 0'8seg, ISO 200.

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