domingo, 18 de marzo de 2018

Paso de Micro 4/3 a FULL FRAME, de OLYMPUS a SONY.

Hola una vez más.
Como feliz poseedor de un sistema M4/3 compuesto por una Olympus OMD M5 II, he decido dar el salto a un sistema de FF, o full frame,  he aquí la razones, mi experiencia y las conclusiones.


Antes de nada un poco de historia. Me inicié en la fotografía con la compra, de segunda mano, de una Olympus Pen E-PL1, por lo que como para muchos, es sinónimo de sentencia de futuro en la pertenencia a un sistema. Posteriormente me hice con una cámara m4/3 Panasonic GH3 hasta que la vendí y finalmente me abandoné a las bondades del sistema OMD, con la M5 mark II.
Como soy un fan-ático del efecto bokeh (esos desenfoques tan chulos), decidí ampliar el parque de objetivos, limitado al principio al objetivo kit, un zoom 14-24 f3.5. Entonces compré el M. Zuiko 45mm 1.8, posteriormente una bestia como el Voigtlander 25mm f0'95, sucediéndole el Samyang 12mm f2, el M. Zuiko 17mm f1.8, otra bestia como el M. Zuiko 75mm f1.8, el Panasonic 75-200 y el M. Zuiko 60mm f2.8 Macro, además de un batiburrillo de objetivos manuales adaptados. Todos, paulatinamente, han desaparecido de mi inventario hasta quedarme únicamente con el 45mm, el 60mm y el zoom M. Zuiko 12-40 f2.8.


RAZONES
Como he dicho soy un completo empedernido el desenfoque en las fotos, por lo que en la búsqueda de esta estética he ido probando lo que me pude permitir en el sistema m4/3, objetivos los más luminosos posibles y de diversas focales. El resultado era suficiente, pero claro, quería más. En mis fotos nunca hay suficiente desenfoque, muaaaahahahahhahaha! -risa malévola-. Así que después de probar todas las opciones en el sistema decidí emprender una búsqueda sin condiciones en la llamada del bokeh.
Aquí las opciones eran dos de base y algunas otras en extremo. Por presupuesto y pragmatismo las opciones de base era el formato Aps-c o FF, descartando el Medio Formato. Como no quería medias tintas la decisión fue FF, por lo que en extremo las opciones quedaban a las otrora réflex o el futuro de las mirrorless o sin espejo con Sony. Sin atisbo de duda la decisión fue cristalina y sin arrepentimiento, a por SONY se dijo.
De entre las opciones que había en el mercado en el momento, me decanté por la Sony A7 II, puesto que la resolución extra de la versión R o la sensibilidad ISO extra de la versión S no eran alicientes suficientes para el desembolso extra que suponía. De entre las versiones I y II la decisión fue clara, puesto que al haber disfrutado de las ventajas de un estabilizador de 5 ejes en el cuerpo de cámara con la Olympus no quería renunciar a ello.




MI EXPERIENCIA
He de advertir que mantengo ambos sistemas: m4/3 con la M5 II y la Sony A7 II. Son plenamente compatibles aunque cierto es que hay algún aspecto negativo que comentaré más adelante.

¿Porqué mantener dos sistemas?
Bien, si partimos de la premisa y verdad universal de que NO hay cámara perfecta, la unión de estos dos sistemas es muy ventajosa.
Por una parte la Olympus ofrece un sistema donde adquirir material (objetivos) es bastante más barato. Por el tamaño del sensor la profundad de campo se aprecia como el doble (o la mitad según el caso) respecto a la misma focal y apertura que con un sensor FF. Esto es muy interesante por ejemplo para fotografiar grupos de personas en espacios oscuros, donde con aperturas relativamente grandes consigues una pdc mayor, abarcando todo el grupo en el rango de foco. También para fotografía macro, es más sencillo controlar dicha pdc; además de tener el beneficio de la duplicidad de la focal, por lo que obtener de un 200mm el equivalente a un 400mm, no es nada desdeñable. Pero lo que realmente es el motivo principal de conservar el sistema de Olympus es por sus modos creativos, concretamente el LiveTime y el LiveComposite, algo maravilloso de lo que, quizás, hable en una entrada futura.

Decidido por no desprenderme de la Oly y estos 3 objetivos, algo que aliviaría el esfuerzo de rehacer un sistema desde cero, comencé el truculento camino de armar mi equipo FF. En inicio compré el Zeiss 55 f.18, una maravilla que ya me deleitó en primer orden con su desenfoque y efecto 3D. Simplemente con la sensación que me produjo la primera foto a apertura completa se justificó todo el proceso. Posteriormente han venido el Sony 35mm f2.8, que se fue a cambio del 28mm f2 precisamente por la búsqueda de ese ínfimo plus en la luminosidad y por ende, en el bokeh; y finalmente el Sony 85mm 1.8.

He de admitir que el objetivo se ha conseguido, la ganancia en desenfoque es sustancial, pero no suficiente. Muchos os preguntaréis por qué no abrazo las lentes con aperturas de f1.4, o mayores y yo os aclaro que mi bolsillo ya está suficientemente maltrecho como para someterlo a mayor castigo. Quizás en un futuro pueda deleitarme con las prohibitivas y dulces prestaciones de tales objetivos, pero de ser posible lo será en un futuro, lejano.

En cuanto la experiencia en bruto de portar sendos sistemas, a parte de la ventaja de poder aprovechar sus distintos puntos fuertes, el mayor inconveniente es la duplicidad de material, como objetivos, disparadores, adaptadores y todo lo que se te ocurra. No lo es menos el engorroso manejo de archivos RAW distintos y el almacenaje y gestión de los mismos, aunque no dejan de ser cuestiones menores.


CONCLUSIONES
Las principales diferencias que encuentro entre ambos sistemas es el siguiente.
nota: lógicamente marcar como ventajoso en un determinado aspecto a un sistema, conlleva la ventaja sobre el otro, sin necesidad de marcarlo como negativo en aquel, pues ya está implícito.
Leyenda:
+     : destacable
++   : diferencia sustancial
+++ : diferencia notoria que justifica la pertenencia a un sistema
-      : aspecto a mejorar sin necesidad de comparación

Olympus M5 II:
+++Compacidad-tamaño
++Precio
+Disponibilidad de objetivos
+++Ganancia de PCD (paisaje, macro...)
++Modos de disparo y tecnología
+JPG's
++Duplicidad de la focal (fauna)
-Gestión de ruido muy mejorable para determinado tipo de fotografía
-Sistema de enfoque continuo

Sony A7 II:
+++Mayor rango dinámico
++Gestión de ruido
+Mayor disponibilidad y compatibilidad de accesorios
+++Control de la PDC (retrato)
++Focal nativa de los objetivos
-Precio de objetivos
-Balance de blancos automático (!)

Actualmente me compensa tener los dos sistemas. En un futuro si debiera prescindir de alguno es probable que lo hiciese del de Olympus, aunque su reducido tamaño (principalmente el de las lentes) y sobretodo sus súpermodos de disparo hacen que la mantenga y que en determinadas ocasiones sea la cámara elegida para salir de casa.
Como se puede observar en la enumeración anterior hay aspectos contrarios destacados en sus respectivos sistemas. Esto quiere decir que no necesariamente es una ventaja o un inconveniente un aspecto determinado, más bien que según lo que se pretenda de cada tipo de fotografía será más idóneo o menos.
Son tan "dispares" los dos sistemas que están condenados a complementarse como ningún otro, así que por ahora y mientras mi salud mental y el equilibrio de mi bolsillo lo permitan, mantendré ambos.

Aunque la mayor lección que he obtenido de este proceso es que NO es necesario un equipo FF para hacer mejores fotos. Con esta obviedad ya interiorizada me sirvo de disfrutar de pleno de mi pequeña Olympus y su diminuto sensor, sin el pensamiento de que quizás con una FF podría haber conseguido esto o lo otro. Ahora soy consciente de mis interminables errores en fotografía sin necesidad de buscar excusas, mas que en mí mismo.

Un saludo!

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